Lenguaje Inclusivo: ¿Es posible negar que el lenguaje configura realidades?

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en su Manual de Uso de Lenguaje Inclusivo, el lenguaje determina actitudes culturales y sociales, entre las cuales encontramos prácticas naturalizadas que generan discriminación y exclusión. Es por ello que nuestra organización, en su tarea de vindicar el derecho a vivir libres de violencia y discriminación, efectuó en la mañana de hoy 25 de agosto un debate público sobre el Lenguaje Inclusivo, con la moderación de la Doctora en Educación y especialista en Lengua y Literatura Profesora Elizabeth García.

Fue un primer acercamiento para conocer este planteamiento que comienza a cobrar mucha fuerza en muchas latitudes y que emerge en los años 70 cuando los movimientos feministas denuncian las marcas masculinas de nuestra lengua castellana rebatiendo su “neutralidad” dado que no solo invisibiliza a las mujeres, sino que acompaña el proceso de normalización de la exclusión y subordinación de las mismas. Asimismo, más recientemente, la crítica queer y trans, sin ánimos de invisibilizar nuevamente a la mujer o superponer lo trans y lo queer, propone deconstruir el binarismo de género, dada la multiplicidad de experiencias sexogénericas humanas reales y legitimas imposibles de contener a través del lenguaje. Por lo que en lugar de @ o *, se use la x o la e, esta ultima preferiblemente por su facilidad de lectura tanto en lo oral como lo escrito, incluso en las aplicaciones electrónicas creadas para ayudar a personas con discapacidad visual.

El debate se centró en los argumentos generalmente expuestos en contra de su implementación, para lo que fue preciso iniciar con el de la presunta “inmutabilidad de la lengua”. Ante esta tesis, debemos conocer que la lengua posee la característica de ser inmutable a la vez que es también mutable. La inmutabilidad busca resguardar y sostener la capacidad comunicativa del mismo en una sociedad, en un momento histórico determinado, por lo que no responde a estímulos caprichosos de individualidades, mientras la mutabilidad resguarda su supervivencia a través de la evolución, respondiendo a procesos socioculturales justificados, compartidos y sostenidos en el tiempo.

En este sentido, el verdadero rol de la Real Academia Española (RAE), como “notaria de le lengua” no es más que recoger, registrar los cambios impulsados por el uso generalizado en las personas hablantes. La RAE no puede estar por encima del uso del lenguaje y debería pensarse ¿hasta qué punto proteger su inmutabilidad en su afán por salvaguardar no se está matando y subestimando la realidad y la necesidad de evolucionar junto a ella, restandole importancia a su caracter mutable?

Otro punto de discusión fue la relevancia del tema en un país sitiado por una crisis política, económica y social, afirmando que en el proceso de construcción de culturas de respeto e igualdad jurídica y social, ninguna demanda debe ser suprimida o subestimada,todas las luchas son importantes y prioritarias, pues se complementan, mucho menos aun un cuando en este caso el lenguaje y su poder de condicionar actitudes, prácticas y cosmovisiones, como lo señala el Manual de Uso de Lenguaje Inclusivo de ACNUR, es medular, cuya importancia radica en la necesidad de trascender la visión heteropatriarcal y heterosexista de la vida, pues apostar a un cambio del lenguaje es impulsar un cambio en la lógica del rol de la mujer y la diversidad sexual.

Finalmente, se plantea comprender que el lenguaje inclusivo no se centra exclusivamente en el uso de sufijos simbólicos tales como el @, *, que pudieran representar una ruptura o generar ruido en la comprensión de los textos, tampoco se reduce al uso de las letrsa e o x, pues la idea no es entrar en conflicto con la norma gramatical, sino usar las bondades del lenguaje haciendo realmente neutral el discurso cuidando de no invisibilizar la diversidad de la sexualidad, con herramientas como el desdoblamiento considerando la "economía del lenguaje" (para simplificar la lectura) aplicando adjetivos en lugar de sustantivos (jóvenes/juventud, estudiantes/estudiantil/estudiantado, etc.), el “se” impersonal (lugar donde fue inscrito/lugar donde se inscribió), del quien o quienes (todos los que asistieron/quienes asistieron), uso de persona (el interesado/la persona interesada), entre muchas otras formas que si bien rompe con la comodidad al momento de expresarnos con rapidez, nos invita a dejar del lado el facilismo para desarrollar destrezas comunicacionales que a su vez coadyuvan a borrar las diferencias de género respetando las demandas legítimas de grupos sociales vulnerados dentro de la diversidad humana.

Es un tema que tiene muchas aristas que evaluar, pero es definitivamente importante definir y asumir un lenguaje que no violente, oprima y garantice la salud integral, calidad de vida, bienestar de toda la ciudadanía. Recordemos que los discursos preceden todo acto de violencia. Nuestra infancia merece crecer en un mundo en el que la comunicación represente el mundo en el que se inserta.