Bases para el Análisis del Discurso en Contenidos que inducen a la Discriminación
El día 7 de junio de 2016, Venezuela Igualitaria presenta formalmente ante
la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, una misiva contentiva de una
denuncia referente a la preocupación que, como promotores del respeto a la
igualdad de todas las personas sin discriminación alguna, tenemos en cuanto
a la transmisión de segmentos supuestamente
humorísticos en televisoras, donde se presentan personajes estereotipados y
burlistas hacia las personas LGBTI, señalando el incumplimiento del Artículo
27, Numeral 1º de la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y
Medios Electrónicos (Conatel).
En respuesta a ello, el Presidente del Directorio de Responsabilidad
Social y Director General de Conatel, William Castillo Bollé, pauta una
reunión pública para una Mesa de Trabajo en la sede de la Comisión, para
analizar los programas de televisión con segmentos que presentan los
mencionados personajes.
Tras la Primera Mesa de Trabajo realizada en Conatel, el día 23 de junio
de 2016, se concretan compromisos por parte de la Comisión y uno de ellos, se
lleva a cabo con un Exhorto Público referente a la transmisión de mensajes
sobre la comunidad sexo género diversa, en radio, televisión y medios
electrónicos, publicado el 28 de junio 2016, en el marco de la conmemoración al
Día Mundial del Orgullo LGBTI.
Para dar continuidad a la tarea, se denuncian dos casos resaltantes en la
televisión nacional abierta, los cuales serán, en resumen, base para el
presente Informe de Análisis de Contenido.
Los programas denunciados son los siguientes:
1. Caso Venevisión. Programa “Portada’s”. Personaje: La Titi.
2. Caso Canal I. Programa “Puros Machos”.
Como Tercer Punto de la Segunda Mesa de Trabajo, se estableció la
discusión de programas de formación, propuestos por la Asociación Civil Unión
Afirmativa y por la Asociación Civil Venezuela Igualitaria.
A continuación se plantea una visión teórica general sustentada en una investigación realizada por la Defensoría del Pueblo de Ecuador en 2015, que argumenta la demanda que el movimiento LGBTI hace al Estado para evitar que la televisión como medio de comunicación e información perpetúe la discriminación a través del discurso ideologizante negativo.
El control del discurso como ejercicio de poder
Históricamente, los discursos han sido objeto de control por parte de quien
ejerce el poder, con el fin de reproducir determinados valores y orden de las
cosas, como: 1) La prohibición de hablar de determinados temas a partir de lo
que se considera “apropiado” o no, en la infancia, la familia, la iglesia y la
escuela; 2) el rechazo a determinados discursos, desvalorizando la palabra de
individuos sin derechos o sin poder, como restringiendo la educación a una
población particular o reconociendo solo a la ciencia, a las instituciones y a
los medios la capacidad de emitir discursos considerados verdaderos y, 3) enmarcar
los discursos en un espacio determinado por el poder, con toda una lógica de
control de la palabra válida, inscrita en un ideal civilizatorio que tiene como
base una serie de ideologías dominantes, en las que se reflejan las supremacías
sociales.
Las ideología y su uso para legitimar el abuso de poder
Las ideologías definidas como el centro de representaciones mentales
abstractas compartidas por un grupo social determinado (que no necesariamente
son de naturaleza negativa), tienen como función regular prácticas sociales y
generar conflicto de posiciones frente a otro grupo considerado su opuesto
social. Por tener una dimensión de poder, pueden legitimar tanto el abuso de
poder como la disidencia o resistencia a la dominación al grupo dominante generalmente
a través de la descalificación de su opuesto.
La sutileza del mensaje ideológico, dependiendo del uso que se le de en
determinados contextos, puede terminar subordinando al grupo dominado a través
de la aceptación no consciente, naturalizando la perspectiva ideológica e incorporando
las representaciones estereotipadas de sí mismos, como parte del “sentido común”,
generando violencia simbólica que abarca la auto-invisibilización, endodiscriminación,
autonegación, desvalorización e inferiorización.
Los medios y el discurso ideológico como instrumento de dominación voluntaria
Los medios de comunicación cumplen diversas funciones en la sociedad como vigilar, educar, informar y entretener, pero para
nadie es desconocido el hecho que los medios se inscriben en una noción
hegemónica, como otra forma de dominio, quizás tan eficiente como la represión
armada, logrando la sumisión voluntaria de los dominados.
Esta dominación generalmente se establece a partir del manejo intencionado
(o no) de ideologías que tienen como base las creencias generales que pueden
ser conocimientos, opiniones y valores de sociedades o culturas, lo que permite
la comunicación e interacción entre grupos. Por ejemplo, en la ideología sexista fundamentada en los valores compartidos por sociedades conservadoras,
prevalece la figura de la familia tradicional como ideal de familia y, guarda
el sitial de piedra angular de la sociedad. En este contexto, la mujer le está
reservado lo privado, como la guardiana del bienestar familiar y los valores
compartidos por el grupo social, haciéndolo algo natural.
En la ideología racista, los seres humanos se dividen
en razas, cada una tiene rasgos físicos, psicológicos y morales asociados
inmutables y hereditarios. Hay una jerarquía de razas, que no proviene del
individuo sino del grupo o colectivo con representación sobre el resto, por lo
que la persona es lo que su grupo "racial" de pertenecencia es. La
raza superior puede degenerarse al contacto con las inferiores y la historia no
es más que la lucha de las razas superiores dominantes sobre las inferiores.
Frente a estrategias de control ideológico, mediante las cuales las
ideologías de élite son adoptadas por la población en general, se ocasiona un
debilitamiento para los grupos sociales dominados, mas aun si se les niega el
acceso a los medios a los grupos no dominantes, feministas, LGBTI, etc, a los que no solo marginan sino que además
desacreditan.
El "inofensivo" humor, una herramienta de difusión ideológica
Por su parte, el humor usado como una herramienta de difusión
ideológica, promueve mensajes o situaciones en las que se da por hecho lo que las
audiencias están de acuerdo, verdades generalizadas, que se tienen por
evidentes y que están por fuera de discusión. De modo que el humor puede
contribuir a la continuación soterrada de prejuicios y creencias arraigadas.
Si el discurso de lo que se considera gracioso se adapta para apartarse de
los prejuicios no sería comprensible para una mayoría, ocasionando que se ponga
en riesgo su cometido humorístico. Por ello, se hace impresindible para el
medio la presencia de los factores del orden social con todo su peso ideológico,
fácilmente reconocibles, encajados en la normalidad, bien sea para burlarse o castigar
el comportamiento o el hecho mismo representado.
Las imágenes que representan el objeto de humor, muestran rasgos y
distintivos que supuestamente lo definen, pero de forma exagerada, grotesca,
repulsiva, dando lugar al rechazo inconsciente de dicho objeto.
Es por ello que no pueden considerarse ataques “inofensivos” aquellos
emitidos por medios contra quienes estamos por fuera del orden establecido,
pues nos ofenden y refuerzan imaginarios sociales que terminan por naturalizar
ideologías, estereotipos, prejuicios que perpetúan la discriminación hacia nuestros
colectivos. Nos identifica como un “chiste”, algo que no debe tomarse en serio,
aun siendo parte de la realidad social, y es cuando el ridículo se vuelve un
mecanismo de control social: castigamos al disconforme censurando sus acciones
y palabras con nuestra risa.
Voces contra la discriminación en medio, ya basta!
Es por ello que nos planteamos la necesidad de romper el silencio y
levantar la voz en función de que los órganos competentes del Estado venezolano
tomen medidas de acción afirmativa que promuevan la igualdad real en favor de
los titulares de derechos que nos encontremos en situación de desigualdad, para
que los actos discriminatorios no se naturalicen más y no sean vistos por la
sociedad como algo normal, perpetuando la violencia simbólica, pues los medios
de comunicación como la televisión, generalmente promueven modelos estereotipados
para ridiculizar y promocionar una imagen errada, provocando más discriminación
y una negación de la humanidad de las personas de la población LGBTI.
Entre estas medidas está el garantizar el derecho a una comunicación libre,
pero respetuosa, incluyente, diversa y participativa, desterrando la emisión de
contenidos que induzcan directa o indirectamente a la violencia y la
discriminación como forma de violencia y que en general atente contra los
derechos humanos.
El éxito de estos contenidos y su vínculo con los delitos de odio
Los éxitos en el indice de audiencias de programas con segmentos o
personajes como los vistos en los dos casos planteados, no obedece a un salto
cualitativo en cuanto a creatividad, calidad, variedad o profundidad de
contenidos, sino a que es el mismo estereotipo LGBTI, el que a través de los
años ha logrado formar y moldear a un solo patrón de nuestro colectivo. El
éxito de estos programas (de acuerdo a especialistas como Noëlle-Neumann y Van Dijk)
reside, precisamente, en la capacidad de la mente humana de recibir como un
estímulo tranquilizador y generador de seguridad, aquello que le resulta
conocido, que es fácil de procesar y que no choca con las opiniones usuales del
entorno. La empatía (no consciente) se produce con lo que no requiere de un
esfuerzo mental adicional para ser comprendido, con los valores e
interpretación de la realidad que constituyen el lugar común y las creencias generales.
Muchas han esgrimido que el efecto de la visibilización actual a través de
estos personajes, ha sido positiva, lo cual es relativo y cuestionable, ya que
el mismísimo prototipo de personas que encajan en los personajes, siguen siendo
descalificados, agredidos y continúan sin recibir el respeto que su dignidad y
el reconocimiento de derechos merecen, debe tenerse en cuenta que aunque haya imposibilidad
de cuantificar y desconocimiento formal de crímenes de odio, agresiones físicas, se dan a diario, y el daño psicológico, moral y emocional cobra un mayor peso, y hay mayores dificultades para cuantificarle,
pues quienes se ven afectados son en un alto porcentaje nuestros niños, niñas y adolescentes dentro del entorno intrafamiliares, en las aulas
de clases y en congregaciones religiosas.
En estos contenidos de supuesto humor, la risa parte de la humillación del otro, de la ironía, usando como pilar del discurso la "normalidad social", donde, la
causa del prohibido, merece la mofa y no debe tomarse en serio por ser
contraria no solo a los principios personales sino a los valores sociales comunes.
De este modo el humor se inserta en los imaginarios sociales y termina por
naturalizar ideologías, estereotipos, prejuicios y perpetuar la discriminación
hacia determinados colectivos sociales.
Aristóteles decía que la comedia se basa en las desgracias que caen sobre
los personajes considerados inferiores, mientras que en la tragedia, las
desgracias aquejan a los seres superiores. Esto evidencia que la condición de
la risa no subvierte el orden, sino que consolida las desigualdades.
CONCLUSIONES
El Estado tiene la obligación, de adoptar medidas para eliminar las
prácticas que tienen por objeto o resultado normalizar las situaciones de
discriminación a la que están expuestos ciertos grupos. Si bien, en materia de
derechos humanos, las obligaciones del Estado se extienden a los actos de
particulares que puedan vulnerar derechos (Caso Velásquez Rodríguez, 1988), en
el caso concreto de la igualdad y no discriminación, esta obligación se vuelve
fundamental. Esto dado que, el principal problema de la discriminación
estructural es que se encuentra ampliamente difundida y asumida por la
sociedad, al punto de ser naturalizada en el imaginario social, de manera que,
este es el campo en el que debe ser combatida.
El Estado está obligado, en virtud de la normativa nacional e
internacional, a adoptar las medidas adecuadas para eliminar aquellas
prácticas, tanto públicas como privadas, que perpetúen las situaciones de
discriminación histórica que sufren estos colectivos.
RECOMENDACIONES
Revisar
las prácticas y contenidos de los medios masivos, sobre todo de la televisión,
cuya influencia se debe a que sus lógicas y su omnipresencia pasan
desapercibidas para la sociedad, de modo que las verdades televisivas se
convierten en nociones incorporadas en el sentido común de la ciudadanía que no
son cuestionadas y, por el contrario, son naturalizadas.
Es
necesario reforzar la búsqueda de tácticas creativas más elaboradas, no
solamente para lograr una producción competitiva, incluso en el plano
latinoamericano, sino sobre todo para evitar que el abuso de fórmulas, como la
de la risa fácil que alude a lugares comunes, refuercen situaciones de
discriminación y desventaja real de unos grupos de la población sobre otros.
Abog. José Manuel Simons (Director Jurídico ACVI)
Ing. Giovanni Piermattei (Presidente ACVI)
Gracias al artivista Daniel Arzola y su Obra parte de la Campaña @NoSoyTuChiste