COMUNICADO: Ante el nuevo discurso de odio de la Conferencia Episcopal Venezolana
En un comunicado de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) emitido el pasado 22 de marzo, los obispos convocan a creyentes y no creyentes a la defensa y promoción del derecho a la vida, “la” familia y el respeto a la dignidad de todo ser humano. La CEV califica como una “imposición corporativa de orden mundial” a las legislaciones que se han venido dando en otros países a favor del aborto, la eutanasia y el matrimonio igualitario (este último bajo el erróneo y manipulador concepto de “ideología de género”), señalando de falsos, contrarios a la vida, cultura de muerte y de desprecio a la dignidad humana, los derechos humanos demandados por los movimientos sociales feministas y LGBTI.
Nuestra organización que trabaja a favor de las familias, en plural, por una vida libre de violencias, por el derecho a vivir sin miedo, culpa ni vergüenzas y por el respeto a la dignidad de toda persona sin discriminaciones sustentadas en prejuicios, deploramos que una vez más un grupo minoritario de varones privilegiados, cis-heterosexuales, blancos, católicos fundamentalistas pretenda forzar su visión colonialista sobre nuestros derechos a los seguidores de la fe católica. Ante esta declaración de afrenta colectiva que pretenden imponernos de enfrentarnos a unas personas contra otras, consideramos necesario recordar que:
En vista de todo esto, creemos que la sociedad venezolana no necesita una polarización más y vemos con preocupación el impacto que puedan tener estos discursos de odio. Exigimos a quienes tienen la tarea de legislar, que no se dejen amedrentar por presiones de quienes, recrean y promueven desigualdades que encarnan una verdadera cultura de muerte y de desprecio de la vida y de la dignidad humana de aquellas personas que no encajan en sus ideales, así como tambien les instamos a tomar medidas con base en la Ley contra el Odio ante las autoridades eclasiásticas.
Y, por último, reconociendo que hay una extensa población marcada por principios cristianos, incluyendo personas LGBTI, que se desmarcan de la postura odiante de la institución eclesiástica, instamos a la población en general a desvincularse de estos mensajes de confrontación y odio, sobre todo en la circunstancia de crisis en las que nos encontramos. Tomemos, en cambio, el camino de la empatía y la unión para lograr un futuro más igualitario y justo.
Nuestra organización que trabaja a favor de las familias, en plural, por una vida libre de violencias, por el derecho a vivir sin miedo, culpa ni vergüenzas y por el respeto a la dignidad de toda persona sin discriminaciones sustentadas en prejuicios, deploramos que una vez más un grupo minoritario de varones privilegiados, cis-heterosexuales, blancos, católicos fundamentalistas pretenda forzar su visión colonialista sobre nuestros derechos a los seguidores de la fe católica. Ante esta declaración de afrenta colectiva que pretenden imponernos de enfrentarnos a unas personas contra otras, consideramos necesario recordar que:
- la iglesia católica ha concentrado el mayor cúmulo de odios, segregación y violencia de la historia de la humanidad apoyando las cruzadas, la esclavitud, la inferiorización, cosificación y sujeción de la mujer frente al varón, el holocausto nazi, la ilegitimidad de niños y niñas nacidos fuera del Matrimonio y el encubrimiento de la pederastia de sus representantes en distintas latitudes, entre otros, utilizando como argumento interpretaciones de textos bíblicos, tal como hoy lo hacen.
- los derechos humanos evolucionan en la medida en que se sigan identificando factores de opresión, exclusión y violencia con base en privilegios.
- las constituciones son marcos de protección de esos derechos humanos referenciales, que también evolucionan a la par de los pueblos, como lo ha hecho en 1999 y seguirá haciéndolo.
- en el marco de la laicidad constitucional se garantizan el goce y ejercicio de los DDHH a todas las personas creyentes o no de la fe católica o cualquier otra, instando a todas las iglesias a no inmiscuirse en las decisiones civiles.
- que la misma CRBV insta al Estado como fines esenciales la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, la cual va enraizada con el derecho al libre desenvolvimiento de la personalidad a la igualdad ante la ley y a la no discriminación, incluyendo la orientación sexual entre sus supuestos.
- el sentir del pueblo venezolano, amante de la vida y la felicidad, cuyo espíritu se suscribe en nuestra CRBV, ha reconocido a la pluralidad de las formas de familia (Art. 75 CRBV y Sentencia 1187/2016 de la Sala Constitucional del TSJ) por lo que su llamado a defender “la” familia heteropatriarcal tradicional está desfasado y es un ejercicio de violencia verbal y psicológica hacia otras formas de las familias venezolanas.
- el Matrimonio no es una institución natural, ni religiosa, sino civil, que protege a cada miembro de la misma en cualquiera de sus formas, y es su iglesia y su fe la que intenta imponer y sostener un ideal que niega, discrimina y excluye la realidad.
- esta convocatoria pública a feligreses, movimientos “pro vida”, así como a legisladores, a hacer sentir su voz y a unir esfuerzos en todos los sentidos (con eufemismos como “acciones de concientización”, de “servicio a Venezuela y a nuestros conciudadanos” o de “valiente defensa integral de la vida”) para impedir que estas leyes se aprueben en nuestro país, es una invitación al odio y a la violencia entre los venezolanos y venezolanas.
En vista de todo esto, creemos que la sociedad venezolana no necesita una polarización más y vemos con preocupación el impacto que puedan tener estos discursos de odio. Exigimos a quienes tienen la tarea de legislar, que no se dejen amedrentar por presiones de quienes, recrean y promueven desigualdades que encarnan una verdadera cultura de muerte y de desprecio de la vida y de la dignidad humana de aquellas personas que no encajan en sus ideales, así como tambien les instamos a tomar medidas con base en la Ley contra el Odio ante las autoridades eclasiásticas.
Y, por último, reconociendo que hay una extensa población marcada por principios cristianos, incluyendo personas LGBTI, que se desmarcan de la postura odiante de la institución eclesiástica, instamos a la población en general a desvincularse de estos mensajes de confrontación y odio, sobre todo en la circunstancia de crisis en las que nos encontramos. Tomemos, en cambio, el camino de la empatía y la unión para lograr un futuro más igualitario y justo.