COMUNICADO SOBRE LA SUPUESTA RELACIÓN ENTRE MOVIMIENTOS LGBTI Y EL ACTIVISMO PEDÓFILO (MAP)

Venezuela Igualitaria alerta a los movimientos LGBTI que hacen vida en nuestro país y en el mundo sobre la presunta campaña de algunas organizaciones de personas pedófilas que estarían solicitando que se despenalicen los actos sexuales con niños y/o niñas impúberes, con base en que su atracción sexoafectiva es parte de su derecho al libre desenvolvimiento de la personalidad, lo que exigiría el reconocimiento legal implícito de la pedofilia como una orientación sexual.

Adicionalmente, una oportunista ola de rumores desde los tradicionales frentes que nos adversan, está intentado posicionar en la matriz de la opinión pública, que esas organizaciones militan, marchan y alzan sus banderas como una corriente de nuestras luchas. Por lo que se hace necesario fijar posición.

1. Para empezar, establezcamos las diferencias entre Pedofilia y Pederastia. Hoy día, tanto el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5-2013) de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), como el CIE-10 de la Organización Mundial de la Salud, definen la pedofilia como una parafilia o trastorno caracterizado por la atracción erótica o sexual hacia personas en edad prepuberal (menores de 11 años) o puberal (entre 11 y 14 años). Para el diagnóstico, estas personas deben cumplir con parámetros combinados tales como tener al menos 16 años y ser 5 años mayor que las personas objeto de su deseo, así como que su situación les provoque un malestar clínicamente significativo, deterioro socio-laboral o en otras áreas de vida personal.

Por su parte, la pederastia es una conducta delictiva, un hecho consumado y tipificado por las leyes que se define como abuso sexual a personas menores de 14 años. Este delito es practicado por personas que no necesariamente son pedófilas, y hay estudios que demuestran que las personas pedófilas con poca frecuencia cometen actos de pederastia. Una cosa es sentir atracción sexual por personas menores de edad, y otra, abusar sexualmente de ellas.

Esta es una aclaratoria necesaria que nos invita a reconocer y poner sobre la mesa algo que podría verse como un Problema de Salud Pública que los Estados deben asumir. Hay iniciativas de campañas, en países como Alemania, que les brindan asistencia profesional de manera confidencial con el fin de prevenir que incurran en la realización de hechos que involucren abuso sexual a niños o niñas, ya que generalmente incluyen otras formas de abuso indirecto como voyeurismo y exhibicionismo, que pudieran implicar hechos de violencia psicológica.

2. Nuestro trabajo está especialmente dirigido a amplificar el perímetro de protección de los Derechos Humanos en cuanto al ejercicio y goce pleno del derecho a una vida libre de violencia y discriminación para personas física, psicológica y emocionalmente capaces de dar su consentimiento, por lo que sería contrario a nuestros principios sostener alianzas con ninguna propuesta que suponga violencia física, afectiva, emocional o psicológica hacia ninguna persona, mucho menos cuando estas personas pudieran, de acuerdo a lo que hasta ahora la ciencia considera, no estar: 1) en capacidad física/biológica/anatómica de tener relaciones sexuales; 2) en capacidad psicoemocional o espiritual de procesar experiencias sexuales, y, 3) en capacidad de tener conciencia del deseo, la atracción erótica y afectiva para decidir lo que quiere hacer o que hagan con sus cuerpos. Además, que estos factores podrían no conjugarse al mismo tiempo ni podrían generalizarse a todas las personas, ya que incluso existen personas que nunca llegan a sentir la necesidad de tener sexo.

Conocemos el peligro en que se encuentran niñas, niños y adolescentes debido a las personas que lidian con esta situación, pues la estigmatización pública y la inacción gubernamental han creado un mercado clandestino en el que niñas, niños o adolescentes sirven como insumos para la mercancía del consumo pornográfico.

3. Es importante enfatizar con rigurosa claridad que nuestros enemigos colectivos son el patriarcado, el machismo, la misoginia y los odios hacia personas LGBTI; además identificar, sin ambigüedades, el segmento poblacional que defendemos y del que formamos parte. Por ello, para Venezuela Igualitaria el uso de las siglas LGBTI es un sello, que no deja abierta la posibilidad de que se sientan abrazadas causas ajenas a nuestros principios, como podría pasar con el uso del signo “+” o sustantivos como Diversidad Sexual o Sexualidades Disidentes, entre otros.

4. Creemos que esta oleada mediática no es casual, pues frente a la indetenible ascensión de la igualdad ante la ley en todas las latitudes del mundo para personas lesbianas, gays, bisexuales, transgéneras, transexuales e intersexuales, los movimientos antiderechos fundamentalistas hegemónicos asecharán con todas sus fuerzas nuestros caminos. Esta es una estrategia que claramente exacerba la vieja idea de que los y las homosexuales somos pedófilos y pederastas, avivando el desagrado, el rechazo y la violencia hacia nuestras humanidades y ciudadanías.

5. Exhortamos a los colegios de medicina y psicología a poner sus conocimientos en práctica y al servicio de la sociedad, en primer lugar, a fin de reconocer y delimitar el problema de la existencia de personas que necesitan asistencia para asumir y tratar su pedofilia; en segundo lugar, desarrollar protocolos de confidencialidad desde el principio de la presunción de inocencia, para hacer posible el tratamiento de personas que todavía no hayan cometido delitos, mitigando su estigmatización e impidiendo que sean sometidas el escarnio público.

6. Exhortamos a las autoridades nacionales con competencias en Educación y Familias a que tomen medidas inmediatas para la inclusión de contenidos en materia de educación sexual oportuna, temprana, adecuada a las edades, para que niñas y niños sean capaces de reconocer, en principio, los indicios de un abuso sexual y de comunicar lo que está pasando a las personas adultas de diferentes entornos: que tengan claro que la persona que abusa de sus cuerpos está cometiendo un delito.

7. Exhortamos a las autoridades nacionales en materia de Prevención del Delito a implementar una campaña informativa veraz y objetiva que alerte a la sociedad respecto a los diferentes modus operandi con que las personas que incurren en delitos de pederastia se comunican o contactan a niñas o niños, les atraen o les someten, muchas veces sin que madres, padres o responsables se den cuenta.

8. Exhortamos también a las familias, madres, padres o responsables de la crianza y cuidado de niñas o niños a informarse respecto a esta realidad y tomar medidas de educación sexual, prevención y seguridad para minimizar el riesgo de que niñas o niños bajo su cuidado lleguen a ser víctimas de abuso o explotación sexual: empezando por ese hábito, que se ha desarrollado vertiginosamente con las redes sociales, de publicar fotografías o videos de sus niñas o niños en internet.

9. Exhortamos, finalmente, a las personas adultas hábiles en general a replantearnos la manera de abordar esta realidad: la estadística revela que la mayoría de los casos de abuso sexual de niñas o niños ocurre por parte de un integrante de su familia o de su entorno inmediato. Debemos esforzarnos por asumir esta situación, sin perder los estribos, y manifestarnos con apertura para que las personas que necesitan asistencia para el control de su pedofilia sepan que la sociedad está dispuesta a darles una mano para que no se conviertan en transgresores, pero que también está dispuesta a hacerles cumplir una severa condena si eligen el funesto camino de la pederastia.