COMUNICADO: Ante la arremetida el Presidente Nicolás Maduro contra la laicidad del estado

Las recientes declaraciones del Presidente Nicolás Maduro en un encuentro con Pastores y representantes del Movimiento Cristiano Evangélico por Venezuela, otorgándoles “elevar la conciencia y los valores morales y espirituales de todos los venezolanos” nos obliga a alzar nuestra voz y llamar a una reflexión general sobre las consecuencias que esto tendrá en materia de respeto a la diversidad y pluralidad de formas de ser, estar, existir, pensar y amar, los posibles retrocesos en Derechos y libertades logradas hasta la fecha, especialmente de mujeres y personas LGBTI y el impacto pedagógico que esto podría significar en ámbitos escolares e institucionales.

Es notorio el compromiso del Presidente y, en general, todo el Partido PSUV con el poder religioso evangélico y los favores políticos que dicha relación ha alcanzado a nivel institucional nacional. Pero decretar un “Día Nacional del Pastor y la Pastora”, invertir el dinero público en atención de iglesias evangélicas y católicas (discriminando así a otras religiones existentes en nuestro país) y la creación de una Universidad Teológica Evangélica, dispara todas las alarmas en torno a la laicidad del Estado y a la salud de nuestra ya cuestionada democracia.




Además de esto, el Presidente aprueba la implementación de los “Consejos Pastorales de Gobierno en todo el territorio nacional”, lo que simboliza claramente una evangelización de las instituciones del estado y de la toma de decisiones a todo nivel, de la mano de grupo religioso judeo-cristiano más fundamentalista de occidente, propio de una mente totalitaria.


Esto, además, lo denunciamos desde una visión latinoamericana en la que hemos observado con preocupación el paulatino ascenso al poder ejecutivo de esta cúpula eclesiástica en otros países hermanos como Brasil y Bolivia, desde donde han atacado a nuestras humanidades y derechos. También se ha evidenciado el reimpulso de campañas en contra de los derechos fundamentales de las personas LGBTI en otros Estados como Perú, Chile y Ecuador.

No es nuestra intención estigmatizar las religiones y la gente que en ellas milita y entrega sus vidas, sino exigir respeto a los avances constitucionales. Tenemos la convicción de impulsar a toda costa la separación entre iglesias/religiones y el Estado para evitar abrir la puerta a prácticas anti-democráticas, violentas y perjudiciales para el bienestar social. El adoctrinamiento religioso dogmático y eclesial desde el monopolio cristiano-céntrico no tiene cabida dentro de una política educativa laica ni un régimen democrático basado en el Estado laico. El elemento religioso debe seguir siendo respetado como un elemento transversal a la cultura mas no puede retornar a ser un factor dominante, ya que en la historia ha quedado registrado una y otra vez que sólo trae retrocesos sociales.

Es nuestro deber estar atentos en estos casos ya que, ante la debilidad humana en tiempos tan críticos como estos donde parece no haber salida, resulta fácil para estos “entrenadores de almas” penetrar en cerebros tiernos y debilitados la manipulación religiosa que invita a dejar las decisiones a un poder sobre-humano y así inmovilizar las luchas sociales. Por ello, hacemos un llamado a todos los movimientos sociales laicos, a los gremios académicos, científicos y legales, y, en especial, a los grupos LGBTI de Venezuela a pronunciarse y exigir el respeto a nuestros derechos y humanidades, los cuales se ven en grave amenaza ante las declaradas intenciones de estos grupos fundamentalistas religiosos de desconocer los logros que hasta ahora hemos alcanzado en nuestro país y de negar nuestras demandas.

Merecemos vivir en un ambiente culturalmente abierto sin el peligroso restablecimiento de los “guardianes de la moral” que arremeten contra la laicidad del estado para conquistar nuestras mentes y seguir reproduciendo ideas tan absurdas como el pecado, el cielo o el infierno, imponiendo el miedo al castigo como forma de dominación. Merecemos que la razón ocupe su digno lugar en nuestros cerebros. No permitamos que las religiones impidan u obstaculicen la llegada de ideas racionales a las mentes y esperamos que el en el seno de poderes públicos como el Tribunal Supremo de Justicia, Ministerio Público, Defensoría del Pueblo, Ministerio de Educación, el Ministerio de Cultura, Asamblea Nacional y el mismo Poder Ejecutivo se reflexione y se actúe en consonancia con la progresividad de los derechos humanos y el particular respeto a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, permitiendo que ésta siga siendo referencia internacional en materia de respeto a la dignidad de toda la ciudadanía en su amplia pluralidad y multiculturalidad.