COMUNICADO: ANTE LOS ACTOS DE VIOLENCIA EN PISKOBAR

A pocos días de haber realizado una exitosa Besada por el Derecho a Vivir Libre de Odios, Discriminación y Violencia, en las instalaciones del Centro Comercial el Recreo, que respondía a múltiples denuncias recibidas por parte de visitantes de este conocido espacio comercial, acontece un nuevo hecho de violencia, esta vez encarnado por la misoginia y la lesbofobia específicamente.

El desagradable episodio, que de acuerdo a lo expuesto en el diario digital el estímulo (http://elestimulo.com/ub/me-golpearon-en-pisko-bar-por-ser-lesbiana), fue narrado por sus víctimas, Clara y Andrea, dos chicas lesbianas que buscaban espacios de entretenimiento sano aquel fatídico jueves 4 de octubre de 2018, sucedió esta vez en Pisko Bar, un local nocturno localizado en el Centro San Ignacio en Chacao, donde desde hace 3 años reina una Ordenanza contra toda forma de discriminación que incluye la LGBTIFobia.

Como sucede con frecuencia las parejas de personas del mismo sexo, son expulsadas de locales comerciales bajo la excusa, como lo fue este caso de “tener una conducta inapropiada” incluso suele advertírseles que “no son locales de ambiente”, en el entendido que las parejas homoafectivas tienen espacios reservados, guetos donde vivir a escondidas y que hay otros espacios como estos donde se reserva el derecho de admisión que se traduce vulgarmente en el derecho a discriminar violando la carta magna venezolana, a menos que actúen como la sociedad espera que actúen, de acuerdo a un criterio heterosocioculturalizado y normado de relaciones afectivas.

Desde Venezuela Igualitaria seguiremos alzando la voz a favor un mundo sin prejuicios, donde la dignidad de las personas LGBTI no siga siendo cuestionada, asimismo exigimos a Pisko Bar reconozca su error y exponga sus disculpas públicas por el altercado, y al Estado, en todas sus instancias, asuma la responsabilidad política de vencer las sombras que continúan agobiando de impunidad, exclusión, injusticia e inequidades a la sociedad, toda vez que el Estado es el intermediario idóneo responsable de impedir que particulares violen el derecho a no discriminación de la carta constitucional, especialmente porque cada nueva agresión a individuos que pertenecen o se presume pertenecen a un grupo social vulnerado históricamente significa un ataque sistemático indirecto a cada una de las personas que pertenecen a dicho grupo, siendo este un eje en el que gira, se produce y se reproduce el odio hasta naturalizarse así como el peligroso sentimiento de miedo, culpa y de vergüenza.